Sunday, March 12, 2006




Les dejo imágenes de "The addams family" en su original versión a blanco y negro. Cómo la adoro.

Doctor, mi hijo es un poco raro.


Morticia...


Colchones ortopédicos


Y ésta va dedicada para Adrián... y un par de amigos más.

Thursday, March 09, 2006

Me pregunto si podría convertir este blog en un diario hmmm hablar sobre cosas banales y sin mucha relevancia, digo, simplemente escribir...

Ayer no fué un buen día.
-Hoy no es tu día- dijo Ana en el servicio social al equivocarme en una de las llamadas y reincidir varias veces.
-¿Cuándo ha sido nuestro día?- respondí
Ése día por la mañana, mi nariz había estado sangrando a borbotones gracias al medicamento para cortar la gripe. Más tarde, el tubo de ensayo me eplotó en el laboratorio de biología.
-Hasta que quede rojo ladrillo- había dicho la gorda del laboratorio.
Algo raro noté en esa substancia, porque hervía, pero su color serguía siendo anaranjado... claaro, los los ladrillos son anaranjado, pero hay ladrillos rojos. Como sea, fui un espectáculo por ese pequeño incidente, y mi nariz que seguía pidiendo que se le retirase el residuo rojo de si interior.
Sí, teníamos que ser pesimistas y conformarnos con la idea de que la cosa aún podía empeorar.
¿Cuántas páginas podía escribir acerca del comportamiento humano? lo que hacen y lo que sabemos que harán y pasará.
El viernes por la noche, yo me mantenía despierta tomando coca-cola en un tarro de cerveza y me ridiculizaba a mi misma colocandome la corona de fantasía que habían regalado a una amiga y la varilla mágica que prendía en varios colores. Del otro lado de la mesa, dos de los invitados reían y jugaban a ser imitaciones de homosexuales, a mi lado la cumpleañera reía de eso, y del otro lado mi casi mejor amigo y su novia, compartían saliva. Intenté dar otro bocado para no desperdiciar el pavo; sentía que en cualquier rato, todo iría de vuelta hacia el plato, o mejor aun, hacia la de la silla de enfrente.
Eso de cenar cada semana comenzaba a ser divertido. Pero era básicamente lo mismo. Comenzabamos por hablar, normal, luego burlarnos o coquetar con el mesero y luego reir de cualquier cosa; pero se hacía costumbre querer hacer algo libre... me refiero a tonterías, como lanzarnos sobrecitos de sal, sabiendo que podían esxpulasarnos del restaurante o cantar las mañanitas a todo volumen teniendo en cuenta que todos los adultos del interior nos miraban. ¿Hasta donde llegaríamos?
Cómo odiaba aveces parecerme al estereotipo adolescente... aun asi no lo soy (hmmm).